El honor de vendimiar en La Geria, el placer de beber vinos magmáticos
Descienden al interior del hoyo, cortan los racimos que han vigilado con precisión forense durante meses, los depositan en cajas y los suben por la misma senda que han utilizado para bajar.
Estamos en una de las fiestas más emocionantes y trabajosas del mundo: la cosecha de la uva criada en cenizas volcánicas, en la comarca lanzaroteña de La Geria.
Lo sabemos, parecen impactos de meteorito, pero no. Los hoyos de La Geria son un sistema de viticultura único en el mundo: agujeros excavados y arreglados a mano, generación tras generación, desde que Timanfaya cubrió este valle con sus cenizas en el siglo XVIII.
Recorrer estos paisajes y hacer catas en sus bodegas es una forma de comprender las peculiaridades de esta comarca, sus raíces, sus humores minerales, sus jugos vitales…
La más temprana de Europa
La uva manda. Este verano ha sido más cálido y los frutos avisan con su forma y su color, ya a mediados de julio, de que están listos para ser recogidos. La vendimia de Lanzarote es la primera de todas las zonas vinícolas de Europa.
La variedad más madrugadora es el listán negro. Luego será el turno de la malvasía volcánica, la listán blanca, la negra mulata, la diego y el moscatel de Alejandría. Cada una tiene su punto de maduración.
Cada mes hay una labor que realizar en los hoyos: restaurarlos, eliminar las hojas caídas, podar (cuestión vital y muy delicada), azufrar, vigilar su grado de humedad y temperatura…
La ceniza volcánica retiene toda la humedad (el rocío, el frescor de los alisios atlánticos, las escasas lluvias) y alimenta las raíces de las parras, que se extienden metros y metros hacia el subsuelo, resguardadas del viento en su parte superior por socos, muros de piedra volcánica semicirculares.
La extenuante temporada de la vendimia
No hay tiempo que perder. Estos días, en La Geria hay un constante ir y venir de pick ups cargadas de uva. En muchos lugares de la comarca, no puede entrar ningún tipo de máquina. El sostenible sistema de hoyos impide la mecanización. Sucede lo mismo en los chabocos, bellísimas burbujas volcánicas donde se cría la variedad más dulce: la moscatel.
Esto supone más trabajo y generalmente una producción más escueta pero mucho más sabrosa, porque las habitantes de estos ecosistemas agrarios suelen ser parras veteranas, muy bien adaptadas al medio.
También vemos parcelas con sistemas de cultivo en zanjas donde sí pueden entrar pequeños tractores. Antiguamente, los burros y los camellos eran los mejores aliados para este trabajo.
Los viticultores llevan la uva a las bodegas, donde se pesa, se toma una muestra para analizar en laboratorio y se seleccionan los racimos. Se cargan las presas, se estrujan los frutos, se descuba…
El trajín también está en la cocina, porque no pueden faltar los bocadillos, una sustanciosa ropavieja o una fuente de higos recién cogidos para que las vendimiadoras y los vendimiadores repongan fuerzas al terminar la jornada.
Del volcán a tu copa
Bacchus, Baco, Mundus Vini, Decanter, Wein Trophy… Los caldos de la Denominación de Origen Lanzarote obtienen cada año premios en los certámenes internacionales de vino más prestigiosos del mundo y puntuaciones sobresalientes en la Lista Parker.
Más de la mitad de la producción se queda en casa, en Lanzarote, un 40% se exporta al resto de Canarias y casi un 10% llega a vinotecas y restaurantes de Alemania, Bélgica, Bulgaria, Japón o Estados Unidos.
La tierra es única y los vinos que se fabrican con las uvas que se alimentan de ella también lo son. Secos, semisecos, dulces, semidulces, espumosos, con distintas fermentaciones y elaboraciones, la variedad de los vinos de Lanzarote es sorprendente.
Lo mejor es dejarse aconsejar para lograr un buen maridaje que logre una explosión de felicidad en el paladar: una tapita de foie con una copa de vino semidulce, un pescado fresco con un malvasía volcánica, un solomillo de novillo con un tinto… Felicidad.
15 de agosto, a la ermita de La Caridad
Masdache, Montaña Blanca, El Cabezo, Juan Bello, Tinasoria… Algunos de los vinos de Lanzarote son vinos de parcela y muestran en su contraetiqueta el nombre tradicional de la zona donde se recogió la uva y los nombres de los viticultores que la criaron.
Y es que beber un vino es querer conocer la tierra de dónde nació. Y la ermita de la Caridad, en el corazón de La Geria, es una parte importante de este rico patrimonio cultural que podemos visitar cada 15 de agosto, durante las fiestas de La Geria.
Se fundó en 1706 y tiene una sola nave y una techumbre a cuatro aguas. Su muro exterior, rematado en puntas de diamante, sirve para proteger a la gente del viento, igual que los socos protegen a las uvas. Las cenizas del Volcán del Cuervo la sepultaron por completo, pero pudo ser desescombrada y recuperada.
A unos metros de la ermita, Bodega La Geria recrea ese mismo día, 15 de agosto, la vendimia tradicional con camellos y el pisado de la uva en el lagar, una labor artesanal que sigue vigente en la elaboración de algunos vinos de la D.O.
Terminamos este pequeño viaje pensando que Lanzarote ha sabido convertir la supervivencia en una obra arte.