Guía para disfrutar el invierno de Lanzarote sin mirar la hora
Los turrones ya ocupan un lugar privilegiado en los supermercados. A la Tierra le quedan apenas cuarenta días para completar su ruta alrededor del Sol. El invierno meteorológico está a la vuelta de la esquina y Lanzarote lo recibirá con su habitual calidez, construyendo una alternativa excepcional al gélido diciembre europeo.
El invierno sabe diferente en Lanzarote.
Las constantes de la isla se suavizan con la llegada de unas nubes escultóricas y de un tiempo tibio y reconfortante que nos permite nadar a unos agradables 21 ºC, los mismos que marca el termómetro ambiente.
Los platos de cuchara dominan la gastronomía de temporada. Bienvenidos sean los caldomillos, los tradicionales potajes y las cremas de verduras. Los dulces navideños aparecen en los estantes en forma de truchas y mantecados. Los atardeceres madrugan y tenemos puesta de sol a las seis de la tarde. La noche invita a café, infusión, vino y exposición. A saborear las cosas con calma.
Toda esta sintomatología prenavideña convive felizmente con los clásicos de Lanzarote: vida en torno al mar, pescado fresco, sandalias, paisajes volcánicos de una singularidad geológica extraordinaria, espacios para el arte y la cultura…
Hemos recopilado algunos planes para personas que viajan con calma, queriendo comprender la cultura de los lugares que visitan.
Bici, prismáticos y mucho arte
Pedaleamos sin prisa mientras nos dejamos tostar por el sol de la mañana. Llevamos agua, protector solar y unos prismáticos.
La mañana nos ha regalado el acicalamiento de una garza blanca en la playa del Reducto. La lámina de agua parecía papel celofán y los pájaros disfrutaban, igual que nosotros, de la calidez de la mañana.
Horas más tarde, en el Charco de San Ginés, vemos unos adorables pájaros con las patas de un naranja encendido, casi rojo. Se están paseando por la ribera, volteando piedras con el pico, en busca de insectos y crustáceos para alimentarse. Su nombre popular: vuelvepiedras. Forman parte del grupo de aves que migran desde latitudes árticas en busca de un invierno más cálido, como hemos hecho nosotros.
La marina de Arrecife es un sitio inigualable para hacer esta placentera ruta ornitológica que además puede complementarse con la visita a espacios culturales como el Centro de Innovación Cultural El Almacén, la Casa Amarilla, el Museo de la Historia o el Museo Internacional de Arte Contemporáneo-Castillo de San José.
Ruta del vino (y del agua)
Las últimas semanas del otoño consigue sacar los mejores colores de La Geria, que exhibe sus minerales negros, destellantes, rodeada de montañas rojas y canelas.
La archiconocida ruta del vino de la Denominación de Origen Lanzarote nos llevará a catar los caldos de 21 bodegas diferentes. Aunque muchas de ellas están en el paraje natural de La Geria, otras se encuentran situadas en distintos puntos de la isla y merece mucho la pena contactar con ellas para averiguar si existe posibilidad de probar sus criaturas en sus instalaciones o si nos pueden indicar en qué restaurante hacerlo.
Menos conocida es la ruta del agua de Lanzarote, un capítulo particularmente interesante que podemos leer en el paisaje rural. Las maretas de Montaña Blanca y Guatisea son dos fascinantes ejemplos de ingeniería hidráulica popular. Ambas se encargaban de captar y almacenar el agua de escorrentía en enormes depósitos, con coladeras para eliminar sedimentos y canales que llegaban hasta los pueblos de Tías y San Bartolomé. Existe un ambicioso plan para recuperar esta cultura del agua en la isla.
Mi primera vez en la ola
Fondos marinos con buena visibilidad, un invierno que no lo parece del todo y multitud de profesionales del submarinismo a nuestra disposición.
Es difícil encontrar una oportunidad mejor para hacer un bautismo de buceo o para aprender a trotar las olas del Atlántico, cuestión que implica equilibrio, flexibilidad de mente y buenos profesores. Lo último está garantizado. Si no dispones de los dos primeros conceptos, no pasa nada: disfrutarás de una experiencia tremendamente divertida, en un paisaje único como la Playa de Famara, al pie de un acantilado, con un pueblo pesquero con calles de arena y multitud de restaurantes, bares y cafeterías donde saciar el apetito que a buen seguro abrirás durante tu entrenamiento.
En busca del km 0
Los denominados “planes gastro” son uno de los más apetecibles de cara al invierno y Lanzarote ofrece abrumadoras posibilidades para saciar este tipo de deseos.
¿Qué te apetece?
- ¿Comida canaria cien por cien tradicional?
- ¿Productos de la tierra reinterpretados con contemporaneidad y frescura?
- ¿Qué tal un mix de alimentos criados en la isla, pero usados como ingredientes en fogones italianos, mexicanos o en tabernas japo-peruanas?
Un buen punto de partida es la web de Saborea Lanzarote. A partir de ahí: indaga en Instagram, atiende recomendaciones y déjate sorprender.
Museos, teatro, cine y exposiciones
La programación cultural en Lanzarote es un constante goteo de sorpresas.
Al calendario cultural del Auditorio de Jameos del Agua hay que sumar los eventos que se realizan en El Almacén, con proyecciones semanales de películas (Sala Buñuel) y exposiciones, y todas las actividades que alberga el Teatro Víctor Fernández Gopar, El Salinero, que lleva el nombre de un famoso poeta lanzaroteño, nacido en el pequeño pueblo de Las Breñas en 1844.
Cada municipio cuenta con su propio espacio expositivo, en algunos casos en bellos espacios que antaño tenían otros usos: un aljbe (Haría), una ermita (Tías), un convento (Teguise), un casino (Arrecife).
Tómate tu tiempo. Descansa. Explora.
Tienes todo el invierno para enamorarte de la isla.