La Graciosa, vacaciones con sombrera y pies descalzos
Un destino para personas especiales, sensibles con el medio y dispuestas a adaptarse a la vida en un parque natural
Si buscas unas vacaciones poco convencionales, el mes de junio es perfecto para descubrir estos 27 kilómetros cuadrados de naturaleza virgen en el Archipiélago Chinijo, al norte de Lanzarote. Estas son las instrucciones para mimetizarse con la octava isla canaria: pies descalzos, sombrera graciosera y una bici. No querrás marcharte.
Travesía por el Río
A La Graciosa solo se llega por mar, así que, si no vienes en tu propia embarcación, deberás tomar un ferry en Órzola (Lanzarote). Si llegas con tiempo, puedes tomar un café en una de las terrazas cercanas al muelle y disfrutar de las vistas y la tranquilidad de este precioso pueblo costero. Líneas Romero ofrece varios enlaces diarios con la octava isla, que se convierten en pequeños cruceros de placer a través del estrecho que se ve desde el Mirador del Río. También puedes optar por una excursión marítima para conocer los fondos marinos o desembarcar en una de las paradisíacas playas de la isla.
Un vecino más
Aunque la hospitalidad de la octava isla es casi legendaria, no entenderás su auténtica dimensión hasta que la hayas experimentado. En su planta alojativa, adaptada a las condiciones del entorno, nueva y bien cuidada, te sentirás como en casa. Más que nada porque las reducidas dimensiones de Caleta del Sebo invitan a la confraternización. Y todo está a tiro de piedra: hay un par de tiendas de comestibles y algunos restaurantes playeros.
Descalza tus pies, ponte la tradicional sombrera y lánzate a esta inmersión en la vida slow que llevan los residentes desde que, hace dos siglos, unas cuantas familias se instalan en la isla. También hay un camping con todas las comodidades, pero, si definitivamente quieres apartarte del mundanal ruido, tu lugar es Pedro Barba, un pequeño núcleo de casitas en el litoral noreste.
Adiós tierra, hola mar
El espíritu de los gracioseros es marinero. No podría ser de otra forma, inmersos como estamos en la mayor reserva marina de Europa. La cultura del mar sale a cada paso: todavía se jarea (se seca el pescado al aire) y las liñas (cuerdas) de pescado tendido al aire serpentean los recodos del pueblo. Todavía se recuerda el tortuoso camino, Risco de Famara arriba, que hace décadas hacían las gracioseras cargadas con las cestas de pescado para vender en Lanzarote.
Por fortuna, en la actualidad la actividad pesquera se realiza en mejores condiciones, dentro de una normativa que permita que la relación de La Graciosa con el mar siga siendo igual de respetuosa y sostenible que antaño. Sabiendo esto, puede que nos emocionemos cuando nos sentemos en una terraza de Caleta del Sebo a degustar, frente al mar, una cazuela de cherne o un plato de lapas del Atlántico que nos rodea. No te prives de nada: acompaña estos manjares con los vinos de la denominación de origen Lanzarote.
A la playa en bici
Ir en bici a la playa despierta inevitablemente el gusto por este medio de transporte, igual de beneficioso para el cuerpo que para el medio ambiente. En la isla no está permitido el uso de vehículos a motor y solo existe un servicio regulado de taxis, pero la verdad es que, si te apetece un paseo tonificante, resulta de lo más cómodo trasladarse sobre dos ruedas. Puedes alquilar la bicicleta en la isla o llevarla desde Lanzarote.
Y ahora viene lo bueno: ¿hacia dónde tirar? El destino natural es la playa o, mejor dicho, las maravillosas playas de La Graciosa, donde nos gusta vivir ensalitrados. Sumérgete en las aguas de La Francesa, La Cocina, Las Conchas, Playa del Ámbar, La Laja o Playa del Salado y sabrás que has acertado con tus vacaciones. Para surfistas, la cita es con las olas de las playas El Corral, El Ganado o Montaña Amarilla.
Ruta patrimonial
El pueblo de Caleta del Sebo es tan recoleto como dinámico y exige una ruta por su patrimonio. La iglesia, construida en 1945 bajo la advocación de Nuestra Señora del Carmen, Virgen del Mar, es digna de visita por sus originales motivos de tradición marinera. En el retablo mayor, con forma de barca, se ubica la figura de la Virgen con el Niño Jesús. Una tradición consolidada entre los lanzaroteños es acompañar a la isla hermana en sus fiestas patronales, que se celebran el 16 de julio y suponen una cita festiva cada vez más esperada por residentes y visitantes.
De compras
Sí, en este paraíso hay comercio de kilómetro cero que nos hará reconciliarnos con nuestros hábitos de consumo. En las tiendas de Caleta del Sebo podrás adquirir algunos productos de la tierra que representan la filosofía sostenible del Archipiélago Chinijo: sal de las salinas del Río o productos elaborados con el aloe verade la tierra, de excepcionales condiciones. Y, por supuesto, no puedes marcharte sin la simbólica sombrera unisex de palmito, que te devolverá a la isla cada vez que la mires. No sientas nostalgia, de La Graciosa se sale distinto a como se llegó: se sale graciosero o graciosera para siempre.