La sinfonía pausada del otoño en Lanzarote
Si eres una de esas personas privilegiadas que entran en el otoño sin prisas ni estrés, Lanzarote te está esperando con los brazos abiertos. En octubre se calman el viento y el ajetreo veraniego y surge la isla secreta, que te invitamos a disfrutar con algunas propuestas.
Centros de Arte, Cultura y Turismo, emoción en estado puro
Los Centros de Arte, Cultura y Turismo (CACTs) de Lanzarote son el símbolo de la conciencia ambiental de la isla y el otoño una época casi mágica en estos espacios concebidos por César Manrique para el disfrute del ser humano. Si te gusta del arte, tu lugar por descubrir es el MIAC Castillo de San José. Por otro lado, la Casa – Museo del Campesino se abre a los apasionados de la etnografía y la gastronomía local. Para los amantes de la botánica o la geología, es obligada la visita al Jardín de Cactus y la Cueva de los Verdes. Y, por supuesto, te aguardan las dos joyas de la corona: las Montañas del Fuego y Jameos del Agua. No importa las veces que te hayas tomado un café frente a su insólita belleza. La emoción sigue intacta.
Mercadillos. Adelanta la navidad
Adelanta las compras navideñas y sorprende este año con unos obsequios diferentes, autóctonos y sostenibles. En la plaza de los artesanos de la Casa – Museo del Campesino encontrarás variadas muestras de la manufactura local. Spoiler: quien prueba los productos de la tierra volcánica queda enamorado de por vida: regala vinos, mermeladas de higo, licores de cactus, mantecados, sal de Janubio… El agricultor lanzaroteño lleva la sostenibilidad en su ADN y eso se nota en sus productos. Puedes encontrarlos cada domingo en el mercadillo del casco histórico de Teguise o en el más recoleto de Mancha Blanca, pero también los sábados en el mercado artesanal de la plaza de Haría y en el de Arrecife, en las callejuelas que rodean la Iglesia de San Ginés. Cada mercado supone una inmersión cultural en el pueblo donde se celebra. Aprovecha para mezclarte en el animado ambiente que se genera en torno a los puestos. No te sorprendas si acabas en medio de una parranda canaria.
Regálate un día de playa único
Pocas veces las aguas atlánticas dan un respiro a las costas de la isla, pero octubre es el mes de la calma en las playas isleñas. No olvides protegerte del sol y ríndete al placer de pasear con los pies descalzos por la arena de Famara, Papagayo o Puerto del Carmen. Descubre las piscinas naturales de Punta Mujeres, un pueblo norteño que encandila. Cruza El Río y descubre las playas de La Graciosa, en un parque natural. O relájate en pequeñas calas urbanas como Playa Honda, Playa Blanca o El Reducto, con paseos marítimos plagados de terracitas. La oferta es tan variada e inmensa como el mismo océano que nos rodea. Créenos, tu experiencia playera será renovadora.
Senderismo a tu ritmo
Haznos caso: recorre alguno de los senderos que surcan la naturaleza extraordinaria de la isla. Tu cuerpo y tu mente te lo agradecerán. La temperatura es perfecta en esta época del año, hay caminos de todo tipo de dificultad y el premio merece la pena. Puede que tardes en reaccionar tras la visión de los impresionantes paisajes que descubren los senderos habilitados por toda la geografía insular. Solo has de tener en cuenta la fragilidad del territorio en el que nos movemos y respetar las indicaciones. Carga el móvil, comparte tu localización, cálzate unas buenas zapatillas y a disfrutar.
Dale al pedal sin prisas
No tienes excusa: sigues en forma para subirte a la bici y estás en el lugar adecuado para retomar este sanísimo ejercicio. La isla está serpenteada de carriles y caminos habilitados, pero, si no eres Induráin precisamente, la mejor opción es la vía que une Costa Teguise y Puerto Calero, en paralelo al litoral. Incorpórate desde cualquier punto y pedalea a tu ritmo, acompañado por las vistas al mar y recorriendo los núcleos costeros de esta parte de la isla. Descansa en alguna terracita del recorrido y seguro que querrás incorporar esta rutina diaria a las vacaciones. Recuerda llevar contigo protección solar y una botella de agua y disponte a mezclarte con los paseantes mañaneros o vespertino de este bullicioso paseo marítimo.
Rincones encantadores
Al final del día pensarás en una tranquila velada para comentar las emociones de la jornada, que no serán pocas. En Lanzarote nos encantan las tertulias alrededor de una mesa en alguno de los rincones que atesora la belleza isleña. En el Charco de San Ginés te sentirás un isleño más porque los arrecifeños han convertido la pintoresca ensenada cuajada de barquillas en su punto de encuentro. Pero, en realidad, como el tiempo acompaña, cualquier rincón de la isla es bueno para departir. Los paseos marítimos de Playa Honda, Puerto del Carmen o Playa Blanca son perfectos para acabar el día en torno a una cena o un simple picoteo. Y, si prefieres los pueblos de interior, prueba la cocina canaria de los teleclubs de la isla. No hay nada más reconfortante que unas croquetas de pescado. Es bastante improbable que quede alguna en el plato, pero, si es así, haz que te las envasen.
Agradecerás este consejo en el vuelo de vuelta a la realidad 🙂