Los seis tesoros manriqueños que despiertan todos los sentidos
Si quieres experimentar un viaje sensorial y diferente por la red de Centros de Arte, Cultura y Turismo de Lanzarote (CACT), debes dejarte inspirar por la filosofía de su creador, César Manrique. El artista dijo que “nacer en esta quemada geografía en medio del Atlántico condiciona a cualquier ser medianamente sensible”. Bajo esta premisa, te proponemos seis rutas por estos espacios únicos a través de los sentidos.
1- VISTA. La belleza de la Isla nos traslada a otro nivel de percepción.
No terminamos de acostumbrarnos a los interminables campos de lava que se aprecian desde las Montañas del Fuego. Cráteres rojos, coladas de lava y paisajes lunares… Es difícil no sobrecogerse ante su presencia.
Hollywood lo sabe y recurre hace décadas a estos platós naturales. La misma Nasa, llevada por un interés científico, acude a estos paisajes extremos para entrenar a sus astronautas. Pero si hay un espacio de la red de CACT donde se recrea el binomio arte-naturaleza, es en los Jameos del Agua.
La singular combinación de valores paisajísticos y culturales desbordan la estética lograda en este tubo volcánico para convertirse en emoción. No olvidemos a los jameitos ciegos, los cangrejos albinos que habitan el lago y protagonizan cuentos y leyendas porque, irónicamente, aunque son los señores de Jameos no pueden contemplar su extraordinaria belleza.
2- OÍDO. Artes escénicas en un tubo de lava.
La naturaleza desconcertante en la que se enmarcan los Centros de Arte Cultura y Turismo facilita las simbiosis artísticas. En Lanzarote nos encanta asistir a espectáculos en los auditorios creados dentro de tubos volcánicos, como los de Jameos del Agua y la Cueva de Los Verdes. La piedra porosa de sus paredes otorga excepcionales propiedades acústicas, al absorber las ondas sonoras, impidiendo resonancias no deseadas.
El sonido es impecable en los conciertos, la visión del escenario volcánico, impactante en las representaciones escénicas. Por eso, una buena forma de conocer estos dos espacios es asistir a alguno de los selectos eventos que se programan a lo largo del año. Si te encuentras en la Isla entre noviembre y enero, tienes suerte porque acaba de empezar el Festival Escena Lanzarote, demostración práctica del sincretismo manriqueño entre paisaje y cultura.
3- GUSTO. Cocina al calor del volcán.
Ha llegado el momento de recuperar fuerzas, pero no de cualquier forma. Los sabores atlánticos se aprecian mejor en su entorno y acompañados por los caldos volcánicos de la Denominación de origen Vinos de Lanzarote.
En los restaurantes de la Casa Museo del Campesino y el MIAC – Castillo de San José nos seducen platos de caldo de millo, croquetas de corvina, cherne, pulpitos asados, carne de cabra compuesta, costillas sancochadas… Cocina auténtica, pero también reinterpretada por los chefs y, muchas veces, inspiradora de otras cocinas internacionales. Fíjate en la exuberante decoración de la sala, con originales detalles de estética pop, como las lámparas a partir de ensaladeras.
Y esto no es todo: la degustación se vuelve telúrica en el restaurante El Diablo de Montañas del Fuego, donde las llamas de las mismas entrañas de la tierra doran la parrillada que se ofrece bajo el sugestivo nombre de Carnes al calor del volcán. No es un eslogan. Haz la prueba.
4- TACTO. Cenizas ardientes, cactus espinosos.
Te retamos a que coloques la palma de tu mano bajo un puñado de cenizas volcánicas durante las demostraciones termodinámicas que se ofrecen en la visita a las Montañas del Fuego. Recuerda que Timanfaya aún presenta actividad volcánica y es uno de los lugares con mayor temperatura geológica del mundo: 300 grados centígrados a solo diez metros de la superficie.
Parece increíble que esta tierra ardiente pueda contar con una biodiversidad de flora autóctona tan rica, pero es precisamente la adaptación al medio lo que la hace tan interesante. Seguramente la primera planta que se nos viene a la cabeza en contextos desérticos es el cactus, del griego káktos (“hoja con espinas”). Este tipo de plantas, ya extendido por todo el mundo se caracteriza por haber sustituido sus hojas por espinas o pelos que recubren sus tallos.
Sin embargo, no todos los cactus son iguales y hay miles de especies de formas variadísimas: esferas de dos metros de diámetro, diminutos cilindros de apenas centímetro, cactus gigantes con forma de candelabro… Estamos seguros de que has abierto con asombro los ojos deseando ver estos ejemplares. No te preocupes. Todos ellos están en el Jardín de Cactus. Nadie sale decepcionado de la que fue la última gran obra de César Manrique en Lanzarote, que acoge alrededor de 4.500 ejemplares de cactus de unas 500 especies procedentes de los cinco continentes.
5- OLFATO.Brisa marina, salitre y campo.
Estar en una pequeña isla atlántica donde el mar es visible desde casi cualquier punto no es una cuestión menor. El ambiente marino se muestra en cada bocanada de aire y su olor refresca cuerpo y mente. Uno de los Centros de Arte, Cultura y Turismo que permiten al visitante integrarse físicamente en el entorno es el Mirador del Río, excavado a 474 metros de altura en el Risco de Famara.
Desde sus cristaleras panorámicas o en su terraza exterior podrás apreciar la inmensidad del Parque Natural del Archipiélago Chinijo, con sus islotes, entre ellos La Graciosa, la octava isla canaria. Inspira la brisa siempre presente en este espectacular paisaje donde también se integran las Salinas del Río. Pero esta ruta del olfato nos lleva también a la Casa Museo del Campesino.
Dependiendo de la época del año, las parras plantadas en el exterior exhalan sus aromas que derivarán en los vinos volcánicos y, en el interior, asoman los aromas de los productos artesanales que se elaboran en los talleres de tinte de cochinilla, de cuero… O también de gofio y mojo picón. Aprende estas técnicas gastronómicas canarias y llévate la receta a casa.
6- EL SEXTO SENTIDO.
Si te dejas conducir por tus cinco sentidos en las rutas propuestas, transitarás por un camino que fusiona el arte con el medio natural. Esta es la grandeza de la obra manriqueña en los Centros de Arte Cultura y Turismo de Lanzarote, su capacidad para reconciliarnos con el entorno y con nosotros mismos.
Además de la reflexión artística y estética, la experiencia que se nos ofrece en los CACT lleva una carga ideológicade conservación medioambiental. Es cierto que estos espacios públicos son un referente mundial de turismo sostenible, pero, en nuestra experiencia individual, son mucho más, son el medio perfecto para imbuirse del sentimiento lanzaroteño hacia el medio.
Un sentimiento que es luz, que es la vida misma.