¿Me conoces mascarita?
¿Quién quieres ser? ¿De qué te apetece reirte? Es tiempo de sátira y de imaginación. Las casas huelen a canela y limón. Hay rastros de purpurina y risrás de telas por los rincones. Empieza la fiesta más transformadora del mundo.
¿Oyes eso? Tucu, tucu, tucu… tucu, tucu, tucu, tú. Son los surdines, los tamborines y las güiras de las batucadas. Llevan meses ensayando para este momento.
Desde diciembre han proliferado los grupos de Whatsapp con una única misión en la vida: coordinar la fabricación del disfraz grupal para Carnaval, un arte con deliciosos beneficios colaterales como los enyesques que se celebran mientras se termina una costura o se seca el pegamento.
Gente de todas las edades explora en los armarios y rebusca entre los cajones toda la artillería: maquillajes, pelucas, telas, capas, capuchas, cartones, pegamento, corcho… Casi todos los materiales son bienvenidos. Un disfraz siempre triunfa más si se reutilizan materiales y se usa el ingenio en vez de la cuenta de Paypal. 😉
Ni una, ni dos, ni tres… ¡Ocho!
Cada uno de los siete municipios de Lanzarote proponen diferentes alegorías o fantasías que la población acepta o ignora con mucha gracia.
Así luce el apretado calendario de este año:
- Arrecife → del 15 al 26 de febrero (los cómics)
- San Bartolomé → del 23 al 28 de febrero (pirata)
- Tías (Puerto del Carmen)→ del 27 de febrero al 1 de marzo (el Rey León)
- Haría → del 5 al 8 de marzo (felices años 20)
- Teguise → del 13 al 15 de marzo (Bollywood)
- Tinajo → del 13 al 15 de marzo (aromas del Lejano Oriente)
- La Graciosa → del 20 al 22 de marzo (Bollywood)
- Yaiza (Playa Blanca) → del 19 al 22 de marzo (la jungla)
Hay actividades para el día y para la noche. Concursos de disfraces de sábanas, conciertos de trap, folklore, verbenas… tradición y modernidad. En Lanzarote, el Carnaval es pequeño (no hay aglomeraciones) pero muy, muy intenso.
Los que más y mejor saben disfrutar de las carnestolendas superan los 60 años y preparan estas fechas a conciencia: disfraces de ensueño cosidos y repujados, buena comida casera para picar de madrugada y aliviar la fatiga de los tacones y la orquesta… Algunos perpetúan la tradición de abrir las puertas de su casa a vecinos y allegados para convidar a sancocho, tortillas de Carnaval, queso fresco o un vino. El Almacén de Arrecife – epicentro de la vanguardia cultural canaria en los años 80- sigue acogiendo algunas de las mejores fiestas.
Los Diabletes: carreras por la Villa de Teguise
Si estás en Teguise y escuchas un lejano cascabeleo metálico, sonríe… ¡y sal corriendo!
Detrás del sonido de las esquilas, viene una de las tradiciones más antiguas de Canarias: Los Diabletes, unos personajes que se enmascaran tras una careta de buey con cuernos de macho cabrío y persiguen a todo aquel que ose compartir calle con ellos.
Ojo, porque hacen buen uso de su garabato (palo con zurrón) y no se andan con contemplaciones. No distinguen entre viajeros, locales, chinijos o grandes.
Los cronistas dicen que esta tradición está relacionada con los primeros esclavos negros y moriscos que llegaron a Lanzarote. En la recoleta plaza de San Francisco, en la Villa de Teguise, una preciosa obra del escultor lanzaroteño Rigoberto Camacho rinde homenaje a estos danzarines que juegan a encarnar el mal.
La Sociedad de Teguise acoge estos días un taller de elaboración de caretas de diabletes. Las plazas ya están completas, pero el 13 de marzo se expondrán al público.
Los Buches del carnaval porteño
En el Puerto de Arrecife, no hay carnaval de día sin Los Buches. Esta parranda marinera es la esencia de las fiestas porteñas y además de habaneras reparte divertidos golpes con voluminosos buches de pescado secados e inflados.
La parranda canta canciones marineras provistos de timples, guitarras y foritos (acordeones), se cubren la cara con una careta de malla metálica pintada, llevan pañuelo al hombro y en la cabeza, montera de lana con cintas de colores, chaleco y guantes blancos.
Los antiguos Buches fueron prohibidos en 1936 durante la dictadura franquista. El veto también se llevó por delante la denominación de los Carnavales, que fueron sustituidos por unas autorizadas y controladas “Fiestas de Invierno”, que elegían misses y celebraban fiestas “sociales”. En 1963 un grupo de arrecifeños recuperó Los Buches, una tradición que data del siglo XIX y se fundamenta en los evidentes orígenes marineros de la ciudad de Arrecife.
“Desde que llega febrero los marinos van llegando y para los carnavales los buches se van hinchando” dice la canción, que recuerda la transformación que experimentaba el puerto con la llegada de los marineros para disfrutar de la fiesta.
Glosario para no perderse
Igual que en Cádiz, Verín o Río de Janeiro, en Lanzarote los carnavales se esperan con ansiedad y se celebran con alegría desmedida, tengas la edad que tengas.
El mantra de la gran Celia Cruz (“no hay que llorar, que la vida es un Carnaval, que es más bello vivir cantando”) se reproduce a todo volumen y se celebra cada jornada.
Estos son los conceptos básicos que todo viajero debe tener claro para disfrutar la fiesta:
- ¿Me conoces mascarita? La frase lleva pronunciandose Carnaval tras Carnaval, retadora, divertida, siempre camuflada detrás de un antifaz o una máscara. Si sabes quién anda detrás, di su nombre. Si no, este puede ser un buen momento para conocerle.
- Murgas. Grupos carnavaleros que interpretan canciones satíricas dando rienda suelta a la ironía y la parodia. Es una forma estupenda de exorcizar los dramas de la actualidad.
- Ventorrillo. Puesto que se monta durante las fiestas para despachar comidas y bebidas. Antiguamente decorados con hojas de palmeras.
- Comparsa. Grupo de baile y música imprescindible en cada Carnaval. Son ritmo, risa, brillo y purpurina.
- Batucada. Grupo de percusión que bebe de raíces africanas y brasileñas.
- Gala drag queen. Un espectáculo transformista, colorista, musical y deliciosamente histriónico.
- Coso. Gran desfile en el que participan todas las agrupaciones carnavaleras. El universo entero cabe en una carroza y adquiere forma de nave espacial, elefante o monstruo.
- Entierro de la sardina (o del guachinango). Un bello pez construido a escala humana -labios pintados incluidos- se pasea por la ciudad y se quema en una gran hoguera. A la ceremonia callejera se acude vestidos de viudos, viudas y plañideras.
El Carnaval se despide bailando y arañando hasta el último segundo.Todavía en los barrios y en los pueblos de Lanzarote persiste la costumbre de ir de casa en casa bailando y celebrando esta vorágine.
Humor, caricatura, muerte de los estereotipos, desahogo, diversión en equipo… Se nos acaba el espacio, el tiempo y los adjetivos. Juega a ocultar tu identidad y sal a la calle. ¡Te estamos esperando, mascarita!