Tierra, mar y aire: los tres elementos del paraíso deportivo de Lanzarote
Sus excepcionales condiciones de viento, olas y temperatura y el ambiente familiar de sus comunidades deportivas atraen a miles de surfistas, buceadores, ciclistas y runners de todo el mundo
Tierra, mar y aire son los elementos de la naturaleza que definen la experiencia deportiva de Lanzarote. Sus tres mil horas de sol al año y unas inmejorables condiciones de viento y olas, especialmente entre septiembre y marzo, hacen de la isla una cancha náutica única en el mundo.
En tierra, los extraordinarios paisajes volcánicos y las temperaturas constantes atraen a miles de aficionados y profesionales de triatlón o trail running, que entrenan o bien participan en los múltiples acontecimientos deportivos que se celebran todo el año.
La isla está especialmente comprometida con el turismo deportivo a través de la marca European Sport Destination y la profesionalidad y experiencia acumuladas en este ámbito la han convertido en un destino turístico deportivo de referencia mundial.
Pero la isla ofrece mucho más que sus increíbles canchas naturales y regala a quien la visita la oportunidad de integrarse en una fraternal comunidad de la que formará siempre parte, porque quien experimenta con los lanzaroteños las olas, los fondos marinos y los paisajes de la isla, queda vinculado para siempre a su inexplicable magia.
Famara, la cancha infinita
La playa de Famara y el pueblo de La Caleta, en Teguise, son una referencia internacional para la comunidad náutica de tabla, que repite una y otra vez en esta impresionante cancha acuática dentro del parque natural de Chinijo.
El surfista que aprendió un día ya lejano a mantener el equilibrio en las consistentes espumas de la playa vuelve ahora con sus hijos pequeños a los que introduce en esta comunidad casi familiar donde deportistas de dentro y fuera de la isla comparten momentos de emoción: desde la misma furgoneta, mientras preparan los equipos observando las olas que les ofrece el mar que se erige ante ellos; sobrevolando el agua en la cometa o en el pico de una ola, esperando la serie, envueltos por la impresionante grandeza del Risco; a la salida del agua, cuando se hacen los remolones para no abandonar el paraíso y terminan improvisando una barbacoa en su casa de La Caleta, el pueblo que los acoge en sus calles enarenadas descalzos, felices y cansados tras una jornada de remadas y revolcones.
Esta magia se respira también en La Santa (Tinajo), con uno de los mejores spots del mundo, El Quemao, que regala a quienes surcan su mítica Izquierda un poco del espíritu libre y asilvestrado que los deportistas locales siempre se muestran dispuestos a compartir con sus compañeros de olas. En la zona se ubica el establecimiento hotelero deportivo más grande del mundo, Club La Santa, donde es habitual coincidir, por ejemplo, en una sesión de yoga, con alguna de las estrellas deportivas que se preparan físicamente en sus instalaciones.
Ambiente windsurfista
El punto de encuentro de la familia del windsurf es la playa de Las Cucharas, en Costa Teguise, donde hay escuelas para todos los niveles y donde los habituales, muchos de ellos profesionales, comparten agradables jornadas deportivas al amparo de los vientos terrales y alisios que acarician la isla. La bahía de este spot del circuito mundial freestyle de PWA es desde primera hora del día un hervidero de deportistas que, antes de preparar sus equipos en la zona de la playa, toman un café junto a sus amigos isleños y de todo el mundo, en alguno de los bares junto a las escuelas de la zona.
El ambiente de Las Cucharas es especialmente animado y las tardes no perdonan, tras el baño, el ritual social, que prosigue ante una cerveza artesanal o un vino con denominación de origen Lanzarote, para compartir las planeadas o avances en las nuevas maniobras que se han probado en el día o seguir en vivo los campeonatos que celebran anualmente en Canarias, a través de las proyecciones que ofrecen los propios establecimientos.
Las Cucharas es, además, una buena elección para compaginar deporte y vacaciones, al ubicarse en el núcleo turístico de Costa Teguise, donde se encuentran los alojamientos deportivos Club Santa Rosa y Sands Beach Resort, referentes en turismo activo. Todo ello, sin olvidar la inagotable oferta de ocio y restauración de la zona.
Inmersión en el paraíso acuático
Si la superficie marina de Lanzarote es un imán para los amantes de los deportes náuticos, sus fondos hipnotizan por su biodiversidad marina y geológica. En la isla no hay excusa para no probar la ingravidez, ajustándote, al menos, un snorkel. Con este simple mecanismo de ventilación el buceador se mimetiza con unas aguas que mantienen una temperatura de dieciocho grados en invierno y una transparencia que permite la visibilidad hasta los treinta metros. Para el avanzado, la inmersión lanzaroteña no podrá compararse con ninguna otra
A través de los puntos de acceso repartidos entre Puerto del Carmen, Playa Blanca, Costa Teguise o La Graciosa es posible disfrutar a pocos metros de profundidad, de arenales dorados con rocas llenas de vida; barcos fantasmagóricos, sumergidos a entre 10 y 30 metros, paisajes de coral negro, veriles, gerardias colgantes, esponjas multicolores y cuevas a entre 25 y 35 metros o la inmersión nocturna con luna llena desde Playa Chica.
Orgullosos de sus fondos, los conejeros miman su patrimonio marino bajo el lema de diversión, seguridad y respeto al medio ambiente, una filosofía que comparten las escuelas y clubes que cuentan en sus filas con profesionales lanzaroteños convertidos en guías de excepción de su paraíso submarino.
Un paseo por la Luna
Tierra firme es siempre una opción de éxito en Lanzarote, cuya naturaleza de impactante belleza acoge a ciclistas, triatletas o trail runners.
Con una temperatura ideal para el ejercicio al aire libre, la isla propone, directamente, un paseo por la Luna, aunque en realidad se trate de una agradable ruta de calentamiento o entreno con los compañeros de club, a los que habitualmente se une alguno de los profesionales que entrena los días previos de las competiciones que se celebran en la isla, o simplemente con amigos.
En pocos lugares puede disfrutarse de una variedad paisajística tan exquisitamente conservada como en la isla de los volcanes. Con la bici o las zapatillas deportivas adecuadas, los corredores y ciclistas madrugan lo suyo para aprovechar la jornada y empezar la ruta casi al amanecer, pero lo hacen con enorme placer. Emociona descubrir la espontánea primavera que provocan unas gotas de lluvia, con flores creciendo por doquier; el malpaís (terreno de lava volcánica) y el jable (arena de origen organógeno); la magnificencia del Atlántico a lo largo de la ruta ciclista que bordea la costa.
En estos momentos, compartiendo con los compañeros de ruta los próximos proyectos deportivos o, simplemente, un enyesque (picoteo) local, ajenos al rutinario devenir diario y ante la grandeza de la naturaleza isleña, es posible que nos sintamos completamente felices.