Un paseo primaveral por Lanzarote
La Isla Diferente está llena de verdad: verdad en su filosofía de vida, verdad en sus entornos naturales. Así que, si te preguntas si puede existir vida vegetal en esta tierra sepultada por cenizas volcánicas la respuesta es absolutamente sí, una flora rica y variada que, además, cuenta con especies autóctonas únicas en el planeta. Acompáñanos en este paseo primaveral, cuando el volcán se colorea y su belleza, intacta pero diferente, vuelve a estremecer. No has visto nada igual.
Amanecemos entre volcanes
Si te despiertas en tu alojamiento singular con vistas al malpaís (paisaje volcánico) cubierto de musgo, verodes, tabaibas o cardoncillos, creerás que presencias un milagro. Pero, si ya empiezas a conocer Lanzarote, sabrás que ese el milagro es, simplemente, que la primavera ha llegado a la Isla Diferente.
Y es que también en su botánica este territorio es excepcional con sus 700 especies de distintas flores y helechos que, a poco que llueva, reverdecen el campo y colorean el paisaje. Debes aprovechar estas semanas, ya que el florecimiento de los tesoros botánicos es efímero.
Donde empezó todo
Imaginemos la ardua labor de las plantas autóctonas para nacer y abrirse paso en la tierra quemada de Timanfaya, por ejemplo, hace 300 años. El investigador Ignacio Romero explica que los líquenes y veroles fueron las primeras especies en abrirse paso por las grietas volcánicas. Llegadas hace miles, en ocasiones millones de años, arrastradas por el viento o el mar, fueron adaptándose y convirtiéndose en únicas por la desaparición de la especie fuera de la Isla. En todo caso, su singularidad está marcada por el origen volcánico del suelo, la insularidad o la latitud geográfica. Asimismo, la baja altitud (671 metros de altura máxima en la Isla) ha determinado la existencia de un ecosistema llamado tabaibal.
Famara, reina de los endemismos
Famara, el paraíso de los deportistas náuticos por su playa infinita, lo es también de los amantes de la botánica. De hecho, el macizo que corona la costa norte de Lanzarote, nutrida de las nubes de los vientos alisios, alberga el mayor número de endemismos botánicos por kilómetro cuadrado de toda Europa. El verol (Aeonium) es abundante en su acantilado, mientras que el gentilicio de Famara da nombre a numerosos endemismos, como el Echium famarae(nuestro tajinaste de Famara) o la Argyranthemum maderense (la margarita de Famara).
El Valle de las mil palmeras
La denominación Valle de las mil palmeras hace referencia al bosque termófilo de palmeras Phoenix canariensis, una especie escasísima que se da por encima de los 400 metros, en el término municipal de Haría. En cuanto pises este municipio comprenderás por qué César Manrique pasó allí sus últimos años de vida, cambiando su ajetreada vida de artista internacional por la paz y la naturaleza verde, tan diferente a la del resto de la Isla. Seguramente fueron los paisajes de tuneras (cactácea que produce tunos) que pueblan desde el siglo XIX los pueblos norteños de Mala y Guatiza los que inspiraron a Manrique el Jardín de Cactus, una de sus últimas grandes intervenciones de arte y naturaleza. El espacio alberga unos 4.500 ejemplares de cactus provenientes de 450 especies diferentes y llegados de todas las partes del mundo.
Adaptación al entorno
Nuestro paseo tiene como objetivo conocer la esencia de Lanzarote a través de su flora. Todo encaja en esta naturaleza tortuosa, pero perfecta, reflejo de la idiosincrasia local. Es evidente que las plantas que brotan en el árido paisaje son producto de la adaptación al entorno. Lo mismo ocurre, paralelamente, en el mundo agrícola, donde la mano del hombre para domeñar los obstáculos de la naturaleza a la actividad primaria ha terminado creando paisajes insólitos, como La Geria, una arquitectura pensada para paliar el efecto del viento o la sequía sobre las vides.
Por su parte, la comarca de El Jable, que es un ecosistema de restos marinos de cuatro kilómetros de ancho, acoge especies de flora y fauna endémica y produce cultivos únicos en el mundo. Para disfrutar a placer de este pequeño milagro te proponemos una ruta por la línea de volcanes de Soo, en el Parque Natural del Archipiélago Chinijo, donde prolifera el cebollín estrellado de jable (Androcymbium psammophilum) o la barrilla (Mesembryanthemum crystallinum), de donde se obtienen jabones y tintes.
Símbolo de sostenibilidad
La actividad humana de la Isla comparte con su flora un ecosistema único y frágil que se ha mantenido intacto durante siglos. Y es que la conciencia ambiental ha convertido a Lanzarote en un paradigma de sostenibilidad en el mundo. Entre las prioridades del desarrollo sostenible se encuentra, precisamente, la conservación de la fauna y la flora autóctonas frente a amenazas como las especies invasoras o el cambio climático.
Por si todo lo anterior no fuera suficiente, baste contemplar la humilde belleza de la flora autóctona: la alegría de la margarita de Famara, la sencillez de la tedera, la exuberancia de la yesquera roja o la elegancia de la lengua de vaca. Es imposible no reconocer en ellas la esencia lanzaroteña, su naturaleza pura y honesta, su grandiosidad.
Lo que debes tener en cuenta:
Si has decidido emprender la marcha por el Lanzarote en flor, recuerda que el 40% de su territorio cuenta con alguna figura de protección ambiental: zona de especial protección de aves, sitio de interés geológico, monumento natural o sitio de interés científico.
Procura estar pendiente de las señales de los caminos y las fincas agrícolas; bajo ningún concepto abandones el sendero marcado para evitar pisar puestas de huevos o especies protegidas; lleva siempre contigo una bolsa donde depositar residuos, sobre todo latas de refresco, mortales insectos y reptiles, y el plástico, contaminante del mar; y procura, en la medida de lo posible, no contribuir a la contaminación acústica, tan perjudicial para la fauna de estos ecosistemas.
Respetando estas indicaciones, el paseo será mucho más auténtico y gratificante.